El contacto con la naturaleza influye en nuestro bienestar
En nuestro intento como seres humanos de tener vidas más cómodas y avanzar como sociedad, nos hemos ido separado de la Naturaleza y nos hemos querido considerar diferentes a ella, y además, superiores (Puleo y Blanco, 2019). En este intento de mejorar nuestra calidad de vida, hemos ido generando espacios para vivir que son más propios de los robots que salían en las películas de hace unas décadas que en los entornos naturales a los que el ser humano pertenece. Y no sólo ha transformado de forma artificial los espacios: también los estilos de vida.
Los ya conocidos como “hijos del cemento” son personas que nacen, crecen y se desarrollan en espacios urbanitas donde la aparición de elementos verdes, se debe a una inserción artificial en el medio. Personas que al poco de levantarse toman un transporte que les dirige a un espacio de trabajo, que pasan la mayor parte del día encerrados en una oficina sin apenas estimulación social o afectiva, invierten una gran cantidad de horas delante de una pantalla y después regresan a casa agotados. Personas que su día a día lo invierten lejos del contexto natural del que formamos parte.
Y esto que escribo en tercera persona, podríamos ser cualquiera de nosotras en algunos momentos. De hecho, yo misma he vivido así durante varios años.
¿Qué es el Trastorno por déficit de naturaleza?
En 2005, Richard Louv escribió el libro titulado “Last Child in the Woods” donde dio luz al término de “Trastorno de déficit de naturaleza”.
Este “trastorno” se trata de un concepto relativamente joven que cuenta aún con un número humilde, aunque en alza, de publicaciones, y se enmcarca dentro del campo de la psicología ambiental. Se define como la situación en la que se vive una persistente desconexión de la naturaleza y todo lo que el contacto con ella conlleva: paseos, juegos, deporte, excursiones…
“El trastorno por déficit de naturaleza describe los costes humanos por alienación de la naturaleza, entre otros: uso disminuido de los sentidos, dificultades de atención e índices más elevados de enfermedades físicas y emocionales” (Louv, 2005).
Por lo tanto, se conoce como Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN), al conjunto de síntomas producidos por la falta de contacto directo con los espacios verdes y naturales.
El Trastorno por déficit de naturaleza se comenzó a estudiar para entender la relación que existía en niñas y niños la frecuencia, la cantidad de tiempo e intensidad de contacto con la naturaleza y distintos indicadores de bienestar. Sin embargo, a día de hoy el campo de estudio se ha ampliado también a otras franjas de edad y se están empezando a recoger datos sobre su impacto real en la vida adulta.
Si bien el Trastorno por Déficit de Naturaleza no está contemplado como una patología en el vademécum y no pretende ser una etiqueta diagnóstica, «sí forma parte de un conjunto de problemas que tienen su origen en una relación patológica con el entorno», afirma José Antonio Corraliza, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.
Este trastorno nos informa de que estar separadas de la naturaleza perjudica la salud física y psicológica, a nuestra consciencia personal y nuestro bienestar emocional.
¿Cómo afecta el Trastorno por déficit de Naturaleza?
El Trastorno por déficit de Naturaleza, es promotor de enfermedades varias en distintas áreas de salud.
Si atendemos únicamente a la salud física, se ha relacionado con este trastorno el repunte en los últimos años de alteraciones en el sueño, el déficit de Vitamina D, las altas tasas de obesidad patológica, el repunte de miopías en edades tempranas, así como dificultades respiratorias y cardiovasculares varias (Ortega, Cárceles-Álvarez, Vicente-Calderón, 2015).
Sin embargo, quiero hacer hincapié en el impacto que tiene el Trastorno por déficit de Naturaleza en la salud psicológica.
La falta de contacto con la naturaleza tiene un impacto en nuestra salud mental
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Dificultades emocionales
El Trastorno por déficit de Naturaleza tiene un impacto importante en nuestra salud emocional. Genera unos niveles amplios de tensión emocional, irritabilidad, mayores tasas de frustración, tristeza, apatía y puede llegar incluso a generar ansiedad o depresión.
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Dificultades cognitivas
También existen estudios que muestran la relación del Trastorno por déficit de Naturaleza con el funcionamiento cognitivo. La literatura muestra un impacto en la capacidad de atención, de concentración y en la capacidad de inhibición, tanto en niños como en adultos (Rodriguez-Piña, 2014).
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Dificultades comportamentales y sociales
Existen estudios en los que se relaciona el contacto con la naturaleza y el vandalismo, los disturbios sociales y la violencia en general (Hueso, 2017).
También se han encontrado datos que apuntan a que El Trastorno por déficit de Naturaleza facilita el empobrecimiento de las redes sociales de apoyo, los vínculos significativos y la sensación de comunidad.
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Dificultades espirituales
Y por último, pero no por ello menos importante, las dificultades de acceso a la Naturaleza tienen una impronta en nuestras necesidades espirituales y de trascendencia. La soledad, la desconexión y el sinsentido alimentan estilos de vida desprovistos de valores, esperanza y sentido de fe.
Y yo, ¿Tengo Trastorno por déficit de Naturaleza?
Es muy probable que al leer las anteriores líneas te hayas sentido identificada. El Trastorno por déficit de Naturaleza está dejando una gran huella en muchas personas.
Sin embargo, hago un llamamiento también a la calma y a la perspectiva. Los síntomas que has leído muy comunes, y no sólo por tener este trastorno. Las emociones desagradables, la ansiedad y muchas de las dificultades emocionales que he señalado, no son negativas por sí mismas. Son estrategias de nuestro cuerpo para hacer frente a situaciones. No se consideran un problema psicológico a menos que su intensidad sea muy grande y generen mucha interferencia en nuestro día a día, o bien permanezcan durante un periodo de tiempo prolongado, de forma que no nos permiten avanzar en nuestras propias vidas.
Si se dan estas dos condiciones, es decir, estas dificultades te desbordan o llevan un tiempo rondando por tu vida y te están afectando en exceso, te recomiendo que contactes con una profesional de la salud psicológica y mental.
Si todavía no tienes tu psicóloga de cabecera, contacta conmigo y ten tu primera llamada de exploración gratuita.
Nuestro comportamiento en el punto de mira
Como podemos ver, el Trastorno por déficit de Naturaleza es un indicador de salud, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, que apunta a que las grandes masas de población están tomando decisiones en torno a un estilo de vida que no facilita la conexión con la propia salud. Y por tanto, que más allá de ser un problema que interfiere en las vidas de los individuos, también nos pone de frente a un escenario más colectivo, donde parece que la enfermedad acecha de manera global.
El trastorno por déficit de naturaleza nos señala de manera evidente que nuestro comportamiento está muy relacionado con nuestra propia salud, de forma que, al igual que estamos siendo capaces de caminar por senderos de vida que nos conducen a esta desconexión con la naturaleza y las fuentes de salud, también nos hace ver que somos capaces de poder re-generar las condiciones de vida que nos permitan tener un mayor estado de salud y de bienestar. Y una vez más parece que la Naturaleza tiene la clave.
Para saber más puedes revisar la siguiente bibliografía:
Hueso, K. (2017). Somos naturaleza: un viaje a nuestra esencia. Plataforma.
Knapp, C. E. (2005). Last Child in the Woods: Saving Our Children From Nature-Deficit Disorder. The Journal of Environmental Education, 37(2), 52.
Ortega, J. A., Cárceles-Álvarez, A., & Vicente-Calderón, C. (2015). Trastorno por déficit de naturaleza:¿ hipótesis o realidad. Urgencias en pediatría, 12(1), 2-3.
Puleo, A. H., & Blanco, V. P. (2019). Claves ecofeministas: Para rebeldes que aman a la Tierra ya los animales. Madrid: Plaza y Valdés.
Rodríguez-Piña, I. (2014). Causas y consecuencias del síndrome de déficit de naturaleza (Nature déficit disorder) y su aplicación al aula (Bachelor’s thesis).