El otoño se ha instalado en nuestras vidas y a su paso podemos empezar a ver los efectos que tiene sobre nuestro sistema emocional. Tristeza, cansancio y falta de energía se notan en el ambiente.
El otoño es una temporada de recolecta e interiorización. De ir adentro.
Nos ayuda a recoger todos los frutos que hemos sembrado durante el año y llevarlos a nuestro interior. Por ello, el otoño, con el cambio de temperatura, de humedad y de luz, nos ayuda a permanecer más dentro de casa, en la quietud y a volver a nuestros adentros. Las emociones se sienten algo más densas y sutilmente, nos invitan a la tristeza o la melancolía. Eso no es malo, es lo que nos toca según nuestro reloj natural. Es una invitación a ir entrando en la cueva e ir dejándonos caer en la pausa y los ritmos del frío.
Las humanas, como el resto de animales, formamos parte de un sistema vivo y cambiante que es la naturaleza. Y al igual que ellos, cuando suceden estos cambios, necesitamos apartarnos, recogernos y escuchar nuestras necesidades. Nuestros cuerpos hablan y debemos escucharles.
Ha llegado la hora de ir entrando en la cueva.
Nos predispone a bajar el ritmo de la actividad y descansar, y así acumular energía para los meses venideros
Durante esta estación, experimentamos cambios intensos en los niveles de melatonina, que es la hormona que regula nuestro reloj biológico, es decir, el sueño, la vigilia y nuestro ritmo cardiaco. Por eso, podemos experimentar en esta época mayor somnolencia diurna o incluso trastornos en el sueño como el insomnio, pues nuestro cuerpo está regulando sus necesidades de actividad en torno a las horas de luz, que están cambiando.
El otoño nos invita a desconectarnos un poquito del mundo social y a conectarnos con el mundo interior, haciendo limpieza de asuntos internos
Como decía, en esta época del año tenemos cambios en la cantidad de horas de luz solar que tenemos, hecho que afecta a nuestro nivel de vitamina D y a la producción de serotonina, un neurotransmisor que impacta en nuestro estado anímico, emociones, temperatura corporal y líbido. Por ello, puede que nos sintamos cansadas, sin ganas de compartirnos con otras personas, sin creatividad y con la energía por los suelos. E incluso, con menor ganas de tener relaciones sexuales.
En el Otoño, también tenemos una menor dosis de dopamina, provocándonos mal humor, falta de concentración, interés y atención. En general, vemos que nuestra salud mental está un poco patas arriba. Podemos sentir mayor ansiedad, incomodidad, migrañas o ganas de aislarnos en casa. Todo ello nos predispone a cambiar el foco atención y redirigirlo. En vez de estar enfocadas en el contexto social y en el compartir, como sucede en el verano, nos vamos adentrando en el interior y vamos poniendo el foco en los asuntos internos que queremos revisar.
De hecho, el otoño en La Rueda Medicina es representado con el elemento fuego. Es la estación que nos invita a transformar y transmutar todo aquello que ya ha tenido su utilidad y necesitamos desprendernos de ello. Es por ello que la tristeza se hace presente, pues es una emoción que nos ayuda a valorar, a contrastar y a tomar decisiones.
Foto tomada por Marta y Bernat de estudi56 en la Inaguración de La Cabaña de la Fundación El Hogar Animal Sanctuary
La tristeza no nos gusta, pero es la antesala de la claridad y la toma de decisiones. Por ello, el elemento fuego también nos recuerda la llama de nuestras pasiones y de nuestro corazón, que ilumina aquello que es importante y valioso para nosotras mismas y nos ayuda a dirigirnos hacia ello.
En la Naturaleza, los árboles se desprenden de sus hojas porque éstas ya cumplieron su ciclo, siendo esta la invitación de esta temporada para cada una de nosotras. Descubrir qué aspectos de nuestra personalidad, qué dinámicas relacionales o qué relaciones, debemos transmutar en otras. Cuáles están gastadas o ya no se alinean con nosotras.
Tal como los árboles, las hojas de las que nos desprendamos, no tienen porqué ser desechadas. Las podemos usar como abono, como colcha, como abrigo. Lo que ya conocemos nos sirve como punto de partida para avanzar hacia otros aspectos más desconocidos, pero que tienen mucho que ofrecernos.
Por otro lado, el otoño también es un punto de equilibrio. En esta época del año, las horas de luz del día y las horas de oscuridad de la noche llegan a un punto de equilibrio, que también nos permite equilibrarnos por dentro y lograr un punto de homeostasis interno. Es una llamada interna a colocarnos de manera equilibrada con nuestros asuntos.
En resumen, podemos decir que el otoño nos invita a meternos adentro, a pausar las relaciones y concentrar nuestras energías en descansar y desechar los aspectos de nuestra vida que quedan obsoletos.
¿Qué podemos hacer para acompañar nuestras emociones en el Otoño?
- Dedícale tiempo a tus emociones. Escribe un diario cada noche sobre cómo te has sentido durante el día. Pon la atención adentro.
- Prepara a tu cuerpo para el frío. Toma bebidas calientes como infusiones o leche dorada para calmar tu cuerpo e invitarle a otras dinámicas.
- Si tienes la oportunidad, aprovecha para hacer fuego en casa. Contacta con este elemento en la cocina, en la hoguera o en pequeños rituales con velas o inciensos. Pídele que te ayude a transmutar lo que ya no necesitas.
- Muévete más despacio. Incorpora alguna rutina de estiramientos o yoga en tu semana para sentirte más confortable en tu cuerpo de otoño. Logra un equilibrio entre descansar y mantenerte activa.
- Activa tu creatividad. Recoge hojas, piñas, castañas y decóralas.
- Baños de sol. Trata de exponerte de manera directa al sol todos los días durante 15 minutos.
- Aumenta tus periodos de descanso. Organiza mejor las tardes para poder irte a dormir más temprano y deja siempre el despertador a la misma hora.
- Contacta con la Naturaleza. Explora el cambio de colores, de temperatura y de texturas en la zona en la que vivas, eso ayudará a tu cuerpo a adaptarse al cambio.
- Conecta con los animales de tu entorno. Observa su cambio de pelaje, sus hábitos de sueño. Alinéate con ellos.
- Y sobre todo, sé agradecida. Es el momento del año para recoger los frutos de todo lo que has venido haciendo durante el tiempo anterior.