Hoy es 14 de febrero y como bien sabes, es el día de los enamorados. Y quiero compartir algo que para mí tiene un valor incalculable.
Durante muchos años he vivido este día de una forma muy polar. Si tenía pareja sentía que era la ocasión perfecta para demostrar el amor y la alegría que se comparten en la vida cotidiana, pero poniendo el énfasis en que es un día significativo para hacerlo. Vivimos en una cultura en el que es un día señalado y en el que existe una tendencia a idealizar el amor y todos los rituales que conlleva en sociedad. Sobre todo, porque supone un flujo económico interesante. Pero bueno… yendo al grano. Me hacía sentir alegre poder vivir este día acompañada en el amor de pareja y también poder exhibirlo. Al fin de cuentas, el día de los enamorados es un día especial en nuestro calendario cultural. Tener pareja y disfrutarla en este día es como tener familia en navidad y festejar con ellos. Mola.
Por otro lado, si no tenía pareja, había una sensación de pérdida o de renuncia ante toda esta situación. Si me lo llevo al terreno de las metáforas, era algo así como ver que todo el mundo jugaba en una partida de un juego en el que yo no formaba parte. Como si no tuviese ficha, sin saber si alguien no me la había dado o si yo la había rechazado, pero sin ficha. Reconozco que me hacía sentir tristeza y me conectaba con mi herida de abandono. Mi niña herida queriendo jugar con otros y sintiendo el “no”.
Por supuesto, esta es mi experiencia personal y puede que no sea la de nadie más. Pero en un ejercicio de honestidad compartida, siento que el área de pareja es uno de los más sensibles en mi vida y que no soy la única. Tanto para las alegrías como para las penas, el Amor en la pareja es algo que moviliza mucho. Pienso que tenemos muchos anhelos comprimidos en el Amor en el área de pareja, como si tener eso fuese la clave de una buena vida o nos diese las llaves de la verdadera felicidad.
Y claro que el Amor es la plataforma que posibilita que tengamos una vida feliz, pero es el Amor en cada una de las áreas de nuestra vida, no solo en el área de pareja.
¿Por qué he centrado toda mi energía en tener Amor en el área pareja? Evidentemente esta pregunta tiene una parte de trabajo interno, de mis heridas, mis bloqueos, mis inseguridades. Y también hay una que es externa, en la que todas encajamos un poco.
Nos han vendido y hemos comprado que el amor en la pareja es lo más importante. En las películas, en los libros, en cada spot publicitario diciendo que te compres tal colonia para gustar a tu hombre, en las conversaciones de barrio, en la foto del labial en el que se besa a una pareja, en los mensajes de las mujeres a las que hemos escuchado. Y claro que es importante. Pero ni todo el mundo lo quiere conseguir. Ni todo el mundo puede. Ni es imprescindible.
Sólo cuando focalizo toda mi felicidad en esa área… es que hago que no funcione de una manera saludable. Porque presiono tanto que es inviable que sea algo orgánico. Porque tengo tantas expectativas que son imposibles. Porque son tan irreales que no se pueden conseguir. Y sobre todo, porque estoy poniendo la felicidad en algo externo e incontrolable por mí. Y amigas, no es tópico. La felicidad depende de una misma.
Y este amor propio es el que posibilita que el amor esté en otras áreas de tu vida. Sólo conociéndote, queriéndote y respetándote puedes expandir el Amor a otras áreas de tu vida, incluida el área pareja. Es conociendo y queriendo tu naturaleza que puedes tener éxito en tu vida y sus facetas.
El verdadero regalo es quererme a mí misma tanto que tenga Amor para el resto de áreas. Y desde ahí, poder construir una relación de pareja con otro adulto, en el que los dos nos autoqueremos y nos compartimos con el compromiso de mantener viva la llama de nuestro Amor propio.
Te contaré más. Hoy estoy sola. Sin pareja. Y estoy conmigo. Hoy me he dado de alta como profesional independiente, y puede que sea una coincidencia y puede que no, porque siempre recordaré el 14 de Febrero como el día en el que estoy tan enamorada y segura de mí que me permito ser dueña de mi carrera profesional. Causalmente, hoy también he puesto límites a una colaboración profesional y he decidido cómo y con quién trabajar. Hoy he salido a dar un paseo a la naturaleza cuando me he sentido atascada dándome tiempo para sentir mis emociones y expresarlas. Hoy me estoy queriendo. Y hoy siento que estoy enamorada de mí y de mi vida. Y por si solo, esto ya lo es todo.
Es este Amor propio el que me permite sentir que soy dueña de mi vida y que estoy construyendo algo que para mí tiene sentido y mucho valor: mi vida.