¿Qué es tener ansiedad?
Seguro que en alguna situación has sentido mucha tensión en tu cuerpo, nerviosismo o una situación de miedo generalizado indefinido. Tener ansiedad es algo normal y funcional en algunas ocasiones.
“La ansiedad es una respuesta fisiológica adaptativa que se experimenta en situaciones donde nos sentimos amenazadas por algún peligro interno o externo” (Príncipe, 2022)
Cuando tenemos esta reacción, el cuerpo se prepara para la acción, y nos ayuda a prestar atención a una posible amenaza y peligro para hacerle frente.
Tener ansiedad es una reacción natural, saludable y también incómoda. La ansiedad es necesaria en algunas circunstancias y nos ayuda a adaptarnos. Sentir ansiedad porque te van a sacar sangre o porque van a salir las plazas de las oposiciones, es normal, adaptativo, funcional y útil. La ansiedad es una aliada que viene a ayudarnos en situaciones concretas.
Sin embargo, cuando la ansiedad supera un umbral o se mantiene con nosotras durante mucho tiempo, deja de ser adaptativa. Esto significa que deja de ser algo que nos ayuda, y empieza a interferir en nuestra vida y tener un impacto negativo.
¿Qué cosas me pueden hacer sentir una ansiedad desadaptativa?
A continuación, te muestro algunos ejemplos de situaciones que pueden disparar ansiedad desadaptativa en tu vida.
- Vivir bajo condiciones laborales inadecuadas
- Asumir un rol equivocado dentro de la familia
- Estar en relaciones de pareja deficientes en afecto
- Invertir gran parte de tu tiempo en actividades que no te nutren
- Sentir que por mucho que te esfuerzas no llegas a cubrir tus objetivos y necesidades
- Tener que acudir a un entorno laboral en el que tienes que “esforzarte” por encajar
- Estar rodeada con la que te sientes incomprendida
Cuando la ansiedad se instala, tiene un efecto muy negativo en nuestras vidas.
¿Cuándo la ansiedad se convierte en un problema?
“El problema de la ansiedad aparece bien cuando el estado fisiológico de activación se manifiesta con un nivel de intensidad desproporcionada con respecto a lo que la situación requeriría, bien cuando la activación fisiológica persiste fuera de esa situación amenazante y el organismo es incapaz de volver a su estado natural, necesario para recuperarse y relajarse. Estos dos factores de intensidad o duración marcarán la diferencia entre la ansiedad adaptativa y la ansiedad patológica.
Por otro lado, cuando esta ansiedad patológica se da durante un periodo continuado, hablaríamos de un trastorno de ansiedad” (Príncipe, 2022)
¿Quiénes sentimos ansiedad?
Los últimos datos señalan que sentir ansiedad es algo que afecta al 30% de la población española. Según el Consejo General de Psicología, 1 de cada 3 personas ha sufrido ansiedad en el último mes. Más de 2 millones de españoles toman ansiolíticos a diario, y de hecho España ocupa el primer puesto en los países de la OCDE en consumo de ansiolíticos.
Otros datos publicados en 2018 por Cinfasalud sobre “Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés” reflejan que nueve de cada diez españoles (96%) han sentido estrés en el último año y cuatro de cada diez (42,1%) lo han hecho de manera frecuente o continuada.
Decirte que la ansiedad es una epidemia o pandemia (no) silenciosa dudo que te pille de sorpresa.
Ansiedad y Personas Altamente Sensibles (PAS)
Además, si has leído mi entrada sobre Personas Altamente Sensibles (PAS) y te has sentido identificada, es mucho más probable que entiendas y que hayas vivido ansiedad e incluso que tengas o hayas tenido un trastorno de ansiedad. Las PAS somos personas que tenemos una ventana emocional más amplia, por lo que captamos más información que el resto y nos podemos saturar con ella más fácilmente.
Los datos reflejan que las Personas Altamente Sensibles tenemos más probabilidades de sentir ansiedad desadaptativa o incluso un trastorno ansioso.
Si crees que eres PAS, también puedes leer este otro artículo para introducir la Naturaleza en tu día a día.
Cultura de la Ansiedad. Ansiedad por sistema.
En mi opinión, la ansiedad se ha vuelto algo sistémico y sistemático. Te explico más.
Ansiedad como algo sistémico.
Sistémico porque en la cultura en la que vivimos, lo más frecuente es tener un estilo de vida que va en contra de los propios procesos de salud del cuerpo y de salud psicológica en concreto.
Somos animales humanos de los que se espera que nos comportemos como máquinas.
El mundo nos demanda constantemente más recursos de los que tenemos, lo que nos hace vivir en un constante modo de estrés y saturación. El problema no es solo que las demandas de la sociedad en la que vivimos son más grandes que nuestros recursos (internos y externos) sino que además, apenas nos da tiempo para sobreponernos entre exigencia y exigencia.
Este consumo de recursos internos tiene un coste para nuestra salud psicológica y uno de ellos es la ansiedad.
Ansiedad como algo sistemático
Sistemático porque la respuesta social aprendida a este sistema que oprime nuestra naturaleza precisamente es la ansiedad. Hemos sistematizado y normalizado a base de verlo en todo mundo que tener ansiedad es frecuente, natural y parece que hasta esperable.
Es muy frecuente ver a amigas hablando de sus crisis de ansiedad, de cómo lo normalizan y de cómo incluso puede ser una muestra de tener una vida de “éxito” hablar de todo aquello que nos estresa, satura y desborda.
La ansiedad se ha vuelto algo viral. Parece que tuviéramos una lealtad a la ansiedad.
¿Cómo hacer frente a la ansiedad?
A continuación, te comparto 6 datos curiosos sobre la Naturaleza que pueden ayudarte con la ansiedad y la salud psicológica.
Datos a tener en cuenta sobre la Naturaleza y la ansiedad
Vivir en casas bajas puede resultar beneficioso para tu salud psicológica
El estilo de vida que adoptamos, influye de manera notoria en nuestra calidad de vida. Elegir un estilo de vida urbano, suele tener algunas implicaciones grandes que impactan de manera negativa a nuestra salud. Estar expuestos a una mayor contaminación (a nivel respiratorio, auditivo, alimenticio…), la aceleración de la vida cotidiana o la falta de ambientes naturales nos puede pasar factura.
Sin embargo, hay algunos datos que dicen que vivir en edificios altos correlaciona positivo con depresión, ansiedad y estados de ánimo negativos en general. Colin Ellard, neurocientífico y consultor de diseño urbano de la Universidad de Waterloo en Ontario, es una de las personas que habla sobre ello.
Aún hay pocos datos, pero los que hay señalan en una dirección. Las construcciones que se basan en la verticalidad (como los edificios altos) afectan de una manera negativa al estado de bienestar de la persona. Por el contrario, las construcciones que son desde el plano horizontal (como las casas bajas), fomentan la salud psicológica.
Caminar descalza en la Naturaleza (earthing) ayuda a la regulación emocional y la ansiedad
Tocar el suelo con los pies es una actividad altamente gratificante. Y si lo haces en un espacio natural, todavía más. Pisar la arena de la playa, la hierba del campo o la tierra húmeda te brinda sensaciones físicas muy estimulantes.
Como sabes, estamos rodeadas de campos eléctricos y electromagnéticos, tanto naturales como artificiales. La electricidad fluye dentro de nuestro cuerpo y en relación al medio en el que estamos, la Tierra. Sin embargo, el calzado y las superficies aislantes cortan el flujo natural. Entonces se produce una carga que crea tensiones en el organismo y perjudica la salud.
Por ese motivo, caminar descalza permite al cuerpo reequilibrar sus cargas eléctricas.
Los estudios demuestran que a partir de los dos segundos ya se pueden empezar a percibir los efectos, aunque los mayores beneficios se obtienen si se practica durante 20-30 minutos.
Por su puesto, caminar descalza no te va a eliminar la ansiedad, ni los pensamientos rumiativos, ni te va a ayudar a tener relaciones más sanas con tu pareja. Caminar descalza es una práctica que complementa de manera positiva una vida sana, que nutre tu bienestar desde capas profundas y superficiales al mismo tiempo y que en conjunto con tu terapia, te ayuda a tener una vida más armoniosa.
Esta práctica de caminar descalza, en Ecopsicología se llama a Earthing o grounding. Y como te decía, se utiliza para ayudar a las personas a tener mayor energía vital y salud en general.
Tocar tierra con las manos te puede ayudar con la ansiedad
La tierra, junto con el abono y el moho de las hojas, contienen un microorganismo denominado mycobacterium vaccae.
Su olor activa los neurotransmisores que liberan serotinina, la hormona que más se relaciona con un estado de ánimo positivo.
Esta bacteria, no sólo se encuentra en el suelo, sino también suspendida en el aire de ambientes naturales como los bosques.
Entre los efectos de esta bacteria se encuentran:
– Mejora del estado de ánimo
– Absorbe el impacto negativo del estrés y las emociones desagradables.
– Previene la ansiedad, la depresión y estados de emocionalidad negativa.
Por todo ello, tocar la tierra, darte un paseo por un medio natural o tener pequeñas plantas en casa, es un factor protector para tu salud psicológica y tu bienestar emocional.
¡Y por cierto! A modo de curiosidad… La persona que descubrió los beneficios de esta bacteria fueron fue Mary O’Brien, una mujer oncóloga del Royal Marsden Hospital de Londres (Reino Unido), y recogió resultados muy positivos y esperanzadores al respecto.
Respirar el olor a tierra mojada como antidepresivo natural
El olor que desprende la tierra después de llover se llama «Petricor».
Este término fue acuñado en 1964 por Isabel Joy Bear y Richard Thomas en su artículo Nature of Argillaceous Odor. En inglés se denomina petrichor.
Este olor es causado por una bacteria, llamada «actinomicetos» que vive y crece en el suelo en ambientes húmedos y cálidos. El petricor es el particular olor a que surge cuando cae la lluvia sobre tierra seca, se debe al contacto del agua de la lluvia con las sustancias químicas y la tierra, lo que origina una combinación de los aceites de las plantas y de las bacterias presentes en el medio terrestre. A esta combinación se conoce como geosmina, que es la molécula que se sintetiza al caer la lluvia.
La percepción de la geosmina activa los neurotransmisores que liberan serotonina, la gran conocido hormona de la felicidad. Por tanto, el olor a petricor u olor a tierra mojada puede considerarse un antidepresivo natural que puede ayudarte a complementar tus prácticas y rutinas de bienestar.
Cuidar plantas para reducir la ansiedad
Tener plantas en casa y poder dedicarles un ratito es algo que te puede ayudar en el manejo de la ansiedad.
Dirigir tu atención al cuidado de otro ser vivo puede ser algo muy beneficioso para ti y también para ellos. Prestar un ratito de tu tiempo a las plantas te ayuda a concentrarte y entrenar tu capacidad de atención.
Además, el cuidado de una planta te puede ayudar a entrenar tu cerebro “a postergar el premio” o a “retrasar la gratificación” como decimos en psicología. De a poco, irás ayudando a tu cerebro a que se acostumbre a las pausas que existen entre las cosas que haces y los resultados que obtienes, lo cual ayudará en tu manejo de la ansiedad.
Cuidar de las plantas de casa también te puede ayudar a lidiar con el hecho de que a veces, aunque hagas todo lo que sabes, los resultados que obtienes no son los que deseas. Algunas plantas mueren o no florecen como esperabas o te gustaría. Es un buen entrenamiento para tolerar pequeñas dosis de frustración para nuestros cerebros controladores.
Tener vínculos equitativos con animales no humanos
El vínculo sana, da calor y cobijo y restaura emocionalmente.
Desde el punto de vista de la humana, el vínculo con un animal resulta muy beneficioso y nos puede ayudar con nuestra ansiedad. El contacto con él ya implica una bajada a tierra que requiere concentración y presencia. La textura, el olor, la temperatura, la humedad. Todo favorece a entrar en lugar de escucha, de atención, de cuidado. Es ampliar el abanico del contacto a los grandes invisibles (los animales) y desde ahí, ejercer el amor. El vínculo permite volver a confiar. Abrirse a la diversidad de estilos afectivos. Sanar.
Para el animal también resulta muy beneficioso. Sentirse visto, reconocido, atendido y sobre todo…valorado como un igual. No valorado en términos de utilidad o de productividad. Es valioso por el simple hecho de ser. El vínculo en este caso hace visible esta transición, en la que los animales no son números, ni objetos, y pasan a ser reconocidos como sujetos, individuos, seres. Seres sintientes que merecen amor y respeto a partes iguales. El vínculo, aquí también permite volver a confiar en un otro, en un humano. Y desde ahí, curar.
Recuerda incluir prácticas basadas en el contacto con la naturaleza para tu bienestar, y si necesitas apoyo en ello, no dudes en contactar conmigo.