¿Sientes que las emociones te gobiernan? Descubre el sentido del secuestro amigdalar

Puede ser que en ocasiones hayas pensado que las emociones toman el control de tu vida, o incluso que las emociones te desbordan. Puede que hayas sentido que no entiendes porqué en determinadas situaciones de comportas de una manera “irracional” o que haces cosas que cuando te paras a pensarlas, no las harías. Si es así, es probable que hayas vivido lo que se conoce como “secuestro amigdalar”

En la entrada del blog de este mes voy a hablarte de lo que se conoce como “secuestro amigdalar” para que puedas entender de qué se trata, a qué se debe y cómo manejarlo.

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Las líneas que vas a leer no están enfocadas a “eliminar” el secuestro amigdalar, pues como ya expliqué en la anterior entrada, la ansiedad es una respuesta adaptativa ante una situación desadaptativa, por lo tanto, el enfoque no es tanto “suprimir” el secuestro amigdalar, sino más bien entenderlo, darle un lugar y aprender a manejarlo.

Concretamente hablaremos de:

  • Definición de un secuestro amigdalar
    • Qué es un secuestro amigdalar
    • El sistema nervioso y su funcionamiento ¿Cómo funciona la amígdala normalmente?
    • Consecuencias de un secuestro amigdalar
  • Secuestro amigdalar, 5 pasos para gestionarlo

Definición de un secuestro amigdalar

¿Qué es el secuestro amigdalar?

El secuestro amigdalar es una respuesta “desesperada” del sistema nervioso ante una situación que percibe de máxima alarma. Ante tal escenario de amenaza, el cerebro inhibe su parte más racional, y es literalmente secuestrado por una parte más instintiva y emocional, la amígdala.

Imagínate que estás en una discusión de pareja. La otra persona está descontenta con algo que has hecho, y te lo está comunicando. Quizás las formas no son las mejores, pero no está siendo hiriente ni descalificador. Sin embargo, a ti se te disparan las alarmas. Es probable que si has tenido situaciones difíciles y emociones no digeridas entorno a otras parejas, ya sea en primera o en tercera persona, esto que estás viviendo te transporte a aquellas otras situaciones que igual si que fueron amenazantes para tu integridad. Un secuestro amigdalar en esta escena sería si, con la información que te estoy dando, entrases en cólera profunda, en un miedo desorbitado o en un pánico terrible que te impidiesen razonar con corazón lo que tu pareja te está transmitiendo, entendiéndolo como un conflicto y no como una amenaza.

 

El sistema nervioso y su funcionamiento ¿Cómo funciona la amígdala normalmente?

amígdala1Cuando me enfrento a situaciones de la vida cotidiana, mi cerebro funciona orquestando un flujo de actividad en diversos órganos y activando distintos canales de respuesta. Generalmente, podemos diferenciar tres vías de acceso en mi manera de funcionar.

La información accede a nuestro sistema nervioso a través de los órganos sensoriales, y de ahí se deriva en tres bifurcaciones: por un lado viaja hacia la amígdala, que estimula una respuesta emocional, por otro al neocórtex (o cerebro racional), que genera respuestas racionales y por otro lado, viaja al hipocampo, que realiza funciones relacionadas con la memoria registra la experiencia y la compara con otras previas.

Cuando estoy en una situación que percibo como alarmante (aunque no lo sea), el sistema, con el fin de protegerse, aprovecha las vías más rápidas para actuar. De esta forma, el hipocampo, que es muy rápido, le dice a la amígdala que la experiencia coincide con otra previa de ‘lucha, huída o congelación’, la amígdala activa el eje HPA (hipotálico-hipófisis-suprarrenal) y ‘secuestra’ el cerebro racional. Y es la amígdala la que toma el control.

Al ser más lento el neocórtex, todo sucede antes de que éste pueda responder al estímulo, lo que puede llevar a que la persona se quede paralizada o, en casos más extremos, que reaccione de forma irracional o descontrolada.

Siguiendo con el ejemplo anterior, puede que te entren ganas de irte del espacio donde estáis conversando, que te den ganas o incluso digas cosas desagradables a la otra persona o que te muestres físicamente diferente a como lo haces normalmente, como hablando más alto, hacer aspavientos con las manos, resoplar o moverte muy deprisa. 

La respuesta emocional puede tomar el control del resto del cerebro en milisegundos si se siente amenazada.

Consecuencias de un secuestro amigdalar

El secuestro de la amígdala es una respuesta desesperada de nuestros sistemas internos de protección ante situaciones que se perciben como amenazantes.

Si atendemos a nuestra personalidad, o mejor dicho, a nuestro conjunto de subpersonalidades, podemos entender el secuestro amigdalar como si un bombero interno viniese a apagar un fuego que pone en peligro nuestra vida. Es una ayuda de alguno de nuestros “yo internos” que sale en nuestra defensa cuando más lo necesitamos.

amígdala5Dentro de nuestra forma de ser, no sólo existen estos bomberos que vienen a salvarnos. También tenemos otras partes internas que nos permiten ser quién somos y funcionar en la vida cotidiana. Me gusta imaginarme a mi cabeza como a una reunión de mucha gente donde cada una de mis partes tiene un lugar y una función.

Pero en casos de alarma, son estos bomberos que viven dentro de nosotras que necesitan salir a nuestro rescate.

¿Es esto algo negativo? Supongo que no existe una respuesta universal y menos una que ofrezca una respuesta moral. El secuestro amigdalar no es ni bueno ni malo. Es algo útil, eso seguro. Es adaptativo para ti que si percibes algo como una amenaza, puedas defenderte.

¿Qué pasa después de un secuestro amigdalar?

Como consecuencias del secuestro amigdalar, yo señalaría dos.

Harás cosas que se salen de tu repertorio habitual y probablemente de tu marco relacional general

La primera de ellas, es que al ser tomada por una parte más instintiva y emocional, es probable que hagas cosas de las que después no te sientas orgullosa. Es importante revisar como “reaccionamos” cuando estamos bajo alarmas, porque aunque sean respuestas automáticas, también podemos revisarlas, modificarlas, eliminar o reducir algunas y aprender otras nuevas. Es cierto que cuando vivimos situaciones extraordinarias o fuera de lo común, reaccionemos con respuestas también extraordinarias, pero en este intento de protegernos, podemos dañar a otros o incluso a nosotras mismas.

Un puñado de emociones negativas saldrán a señalarte

Y como consecuencia de lo anterior, es probable que sintamos culpa de la mala, enfado o impotencia con esa parte de nosotras, que aunque sale a nuestro rescate, nos hace tener una respuesta aparentemente desproporcionada.

 

Secuestro amigdalar, 5 pasos para gestionarlo

Si me preguntas cómo gestionar el secuestro amigdalar en 5 pasos, te diré que no creo que existan 5 pasos para gestionar ni el secuestro amigdalar ni nada en la vida. En psicología, que es la ciencia del alma, no existen los tips fáciles, ni los consejos rápidos. El cerebro humano es de una inmensa complejidad y debemos entenderlo desde la óptica de la profundidad, y también de la individualidad.

De hecho, puede ser que por buscar estos 5 pasos para gestionar nuestras vidas estemos a nivel individual y social como estamos. Las cosas rápidas a veces no funcionan. Los resultados rápidos a veces son poco reales, sólidos y estables.

Sin embargo, voy a tratar de enumerarte algunos aspectos clave que considero para afrontar el secuestro amigdalar. No como un recetario para seguir, ni como un libro de instrucciones que utilizar al pie de la letra, sino como un borrador que puede ser leído, interpretado y modificado tantas veces como sea necesario.

  1. Prevención: trabaja en un sistema nervioso saludable, flexible y que sea capaz de relajarse

Es mucho más probable que vivas un secuestro amigdalar o varios si tienes un estilo de vida donde tu sistema nervioso no puede descansar, restaurarse y actualizarse.

Hazte la siguiente pregunta: ¿Hay sitio en mi vida para mí?

Aquí te dejo un ejercicio puedes utilizar para entrenar este estado del que te hablo.

Pero no dejes de lado otras cuestiones que tengan que ver también con otros hábitos, como el de descansar, hablarte bonito, vincularte de forma profunda o comer sano y coherente. Y también otras cuestiones relacionadas con tu estilo de vida, tales como el lugar donde vives o el trabajo al que sirves.

  1. Posterga la toma de decisiones y las acciones importantes si estás en secuestro amigdalar

Si a pesar de prevenirlo, vives un secuestro amigdalar, recuerda que es una respuesta de alarma de tu cuerpo. Evita tomar decisiones en ese momento, tales como romper una relación, expresar tu visión de un tema o viajar a algún sitio. Te recomiendo parar de hacer aquello que estés haciendo, ponerle fin a esa escala de tensión y hacer alguna actividad que te permita cambiar el foco atencional.

Recuerda que eres cíclica. Puedes vivir una tormenta interior, y después el tiempo cambiará. Espera a estar serena para tomar decisiones importantes. Cuídate y respeta tus ciclos.

 

  1. Interpreta a tu secuestro amigdalar como un bombero interno

Mientras estés teniendo el secuestro, o tan pronto como pase y seas capaz de ver qué ha pasado, trata de mirar a tu forma de ser como un conjunto de personas que viven dentro de ti. Algunas de ellas, están para sacarte de sitios dolorosos, peligrosos o amenazantes. Lo hacen para cuidarte.

Observa la naturaleza. También tiene momentos donde responde de forma fiera y salvaje. Forma parte de los ritmos naturales y necesarios.

  1. Trata a tus partes con curiosidad y compasión

En vez de tratarte desde el odio, el desprecio y la autocrítica por tener un secuestro amigdalar, intenta hablarte con una voz más amable que te permita curiosear, explorar y entender por qué tu cuerpo ha reaccionado de esa manera.

Pregúntate: ¿qué parte de mi es la que ha reaccionado así? ¿Para qué lo hace?

Háblate bonito hasta en estos momentos.

  1. Pregúntate si la alarma que ha disparado el secuestro amigdalar es una alarma real o imaginada.

Como hemos dicho, el secuestro amigdalar va a ocurrir tanto si lo que está pasando pone en riesgo tu vida, como si tú lo interpretas de esa manera aunque no sea así.

Siguiendo con el ejemplo del principio, sería bueno que te preguntases ¿dónde aprendí que hablar de los conflictos es algo amenazante? ¿es algo amenazante realmente?

Quizás lo que te está pasando es una reacción de protección ante algo que ocurrió hace tiempo y no en la actualidad. Tu cuerpo guarda las memorias de toda tu vida y orquesta un sinfín de respuestas para que sobrevivas. Sin embargo, tú puedes revisar si la alarma que sientes ahora es realmente una alarma actual, o si son fantasmas del pasado, porque esos fantasmas, aunque ya no están presentes, hacen el mismo daño.

  1. [Una de regalo] Revisa tu sistema de afrontamiento y tus respuestas automáticas

Aunque tu cerebro racional esté secuestrado, emplearás las respuestas que tengas interiorizadas para lidiar con tu secuestro amígdalar. Es probable que el pánico, el miedo y el enfado generen una respuesta hostil, ya sea para dentro, haciéndote daño a ti misma, o para fuera, haciendo daño a alguien de fuera.

Sin embargo, tú tienes la capacidad de revisar ese repertorio de respuestas de afrontamiento para poder alinearlas con tus valores y creencias en cuanto al autocuidado y la responsabilidad afectiva. También en situaciones de alarma, puedes reaccionar de forma coherente contigo misma. Solo necesitas revisarte y cuestionarte algunas cosas, y por supuesto, entrenar distintas respuestas.

 

Si te resuena lo que has leído sobre el secuestro amigdalar, crees que te pasa, te ha pasado y quieres ayuda para enfrentarte a ello, contacta conmigo para que mi equipo y yo podamos ayudarte.

 

Sonia Garijo - Cartas espejo

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